Estados Unidos jamás perdonó que WikiLeaks sometiera su política exterior al escrutinio de la opinión pública mundial. Nunca aceptó que evidenciara la comisión de crímenes internacionales por parte de su Ejército. Tampoco perdonó a quien, según la justicia de ese país, habría sido la fuente de WikiLeaks, Chelsea Manning quien en la actualidad se encuentra nuevamente en prisión por negarse a declarar contra Assange.